LOS ROBOTS EN LA VIDA DIARIA
La robótica social abarca autómatas cuya característica principal es interactuar con las personas y ayudarlas en su vida diaria. Estos inteligentes robots pueden ser dirigidos por control remoto e incluso llegar a poseer autonomía propia. Son utilizados para cumplir diversas órdenes, entre las cuales destacan realizar tareas funcionales, informar, educar, entretener y, la más importante de ellas, ayudar y asistir a niños, ancianos y a personas discapacitadas. Las características necesarias para la coexistencia e interacción entre robots y humanos serían tales como que los robots tengan habilidades que la sociedad pueda desear o que puedan actuar cómo acompañantes útiles, ayudar enfermos o personas necesitadas. Es importante que estos robots posean una personalidad abierta y sociable, junto a un aspecto agradable, pues esto hace que la gente esté más dispuesta a interactuar con ellos y no los traten con miedo. Otro factor a tener en cuenta es que sean capaces de interpretar la conducta social de las personas y a partir de ello puedan mantener diálogos de alto nivel con el ser humano.
Conviene, en primer lugar, explicar la dificultad que conlleva tanto para robot como ser humano el comunicarse. Varios factores se deben tener en cuenta. El primer factor es la capacidad que tienen las personas de empatizar con un robot. Para analizar esta aptitud, se han realizado estudios con un robot llamado Pleo, un simpático dinosaurio cuyo comportamiento es similar al de una mascota. Se midieron los impulsos nerviosos ligados a las emociones a un grupo de voluntarios. Se les puso frente a Pleo, quien fue capaz de producir emociones, tanto alegres como tristes, en los cerebros de los sujetos de prueba. Podemos deducir de este estudio que los robots tienen una gran influencia en nuestras emociones, lo cual tiene un aspecto positivo dado que muestra la disposición de las personas a mantener una comunicación y una relación con un robot.
Sony revolucionó hace años el mundo de la robótica con Qrio (Quest for cuRIOsity), un robot humanoide que no llegó a venderse. Medía un metro y pesaba 7.3 kilogramos. Es capaz de reconocer voces y rostros, recordando a las personas. De hecho, podía mantener pequeñas conversaciones con personas. Qrio demostró cómo la comunicación con las personas era un campo que aún requería mucho trabajo. Ya que el autómata caía en la repetición excesiva, lo quelo convertía en un contestador automático parlante. Debido a lo descrito anteriormente, impera la necesidad de humanizar a los robots, es decir, que su trato con el ser humano sea más realista y que la sensación al interactuar con ellos no sea la de hacerlo con un robot, sino con una persona. Una parte esencial para conseguir esto es modificar el lenguaje que utilizan los robots haciéndolo más cercano y amigable. Algunos estudios basados en la utilización de robots para instruir a personas han confirmado que ciertas personas se sienten más cómodas al recibir consejos de parte de un robot que de una persona. La idea de hacer a los robots más educados y amigables es útil a la hora de utilizarlos como profesores, pues no cometen errores y no pierden la calma con aquellos alumnos a los que no se les da tan bien la tarea que estén aprendiendo. También serían útiles como instructores de cocina o actividades similares.
Una de las aplicaciones fundamentales de los robots sociales es la asistencia a niños, ancianos y a personas discapacitadas o con movilidad reducida. Un claro ejemplo de autómata con esta finalidad es el robot Bandit, que interactúa con niños autistas realizando mímica, reproduciendo sonidos y haciendo pompas de jabón. Al estar diseñado para colaborar con este tipo de discapacitados, consigue interactuar mejor con los niños con autismo que con el resto de personas. Está especializado en mostrar emociones a través de sus rasgos faciales. Esto es de vital importancia teniendo en cuenta el hecho de que las personas que sufren autismo tienen problemas a la hora de identificar las emociones de los demás. Es por ello que Bandit no busca ser real, sino claro con respecto a lo que expresa para permitir mejor su interpretación, de modo que los niños mejoren sus habilidades comunicativas. Destinados a este tipo de tareas, también existe Nao, un pequeño humanoide utilizado en hospitales y en escuelas para ayudar a niños con el mismo tipo de problemas. Se considera que este robot es un recurso educativo fundamental ya que es capaz de reconocer, escuchar y hablar con un mayor bagaje que Qrio, por lo que es capaz de interpretar órdenes y cumplirlas, así como responder a gran cantidad de preguntas de manera diferente. Fue utilizado desde en clases de primaria hasta en universidades con resultados sorprendentes. Esta clase de robot también sería útil para personas con Alzheimer, ya que su estimulación mental correría a cargo de Nao.
La labor de robots como Bandit y Nao va más alla, ya que también consiguen que los niños sean más sociales con los padres y con los terapeutas. Según estudios realizados, los niños con autismo interaccionan un treinta por ciento más cuando el robot está en la misma habitación.
Existen otros robots especializados en ayudar a las personas mayores; es el caso del robot Brian 2.1. Su misión es ayudar a los ancianos enfermos de Alzhéimer ayudándolos a ser más independientes y conseguir que sean capaces de hacer su vida sin necesidad de la ayuda de otra persona. Claro está que este objetivo es, aún, difícilmente alcanzable, pero ya hay algunos prototipos de robots que son capaces de facilitar la vida de estas personas.
Este último robot es capaz de decidir su comportamiento en función del estado de ánimo de la persona que tiene enfrente. Brian fue programado para realizar dos actividades: ayudar al enfermo a alimentarse por sí solo y realizar un pequeño juego de memoria. La ayuda a la hora de alimentar al enfermo es muy interesante, ya que, con una bandeja especial que detecta las pérdidas o ganancias de peso de los diferentes platos, Brian es capaz de saber si el individuo se alimenta o no, y mediante sus brazos, es capaz de ayudarle a hacerlo.
Brian está diseñado para poder articular y realizar expresiones. Está construido a partir de diversos tipos de cámaras que le permiten obtener las expresiones y movimientos del paciente en cuestión, sabiendo de esta forma como debe actuar.
Como último ejemplo de robots que se sociabilizan con las personas para atenderlas está Maggie, un robot creado por la Universidad Carlos III de Madrid que nació en el año 2005 y que actualmente sigue en proceso de desarrollo.
Maggie es capaz de hablar, reconocer la voz y de mover partes de su cuerpo tales como los brazos o los ojos mediante la utilización de varios sensores, con los que además recibe diversa información sobre su entorno.
Hace algunos años, este robot fue presentado para asistir a personas enfermas de Alzheimer, siendo capaz de hacerles compañía, informarles sobre la composición de los medicamentos (ya que posee conexión a internet) y, lo que es más importante, disminuir algunas de sus limitaciones físicas y mentales haciendo posible que la vida del enfermo sea más llevadera.
Maggie también ha sido utilizado para ayudar a personas con discapacidad visual. Al ser sensible al tacto y capaz de mantener una conversación, podría fácilmente guiar a personas dependientes y asistirles en tareas domésticas.
Comentarios
Publicar un comentario